Una vez más sería insatisfactorio |
---|
pues somos participantes de aplicarnos y al otro, sistemas o relaciones que no complementan, sino que sobrellevan a reconocer, sin hacerlo como producto de la respuesta del otro. Es innegable que el hablante cuando se dirige, señala una dicotomía en la comunicación; entre la palabra y el silencio. Luego implica usar todo, como interacción cotidiana. Para poder acceder a esto, debemos dejar en parte el lenguaje enunciativo, para atender un poco el de Heidegger, M., con el decir fundamental – del ser. ¿En qué instancia aparece el lenguaje? El lenguaje salió, por la insuficiencia que tenía un ser humano de comunicarse con el otro. Es decir que, si consideramos el hecho de que el ser, requiere comunicarse consigo y el otro. Pretendió constituir significados evidentemente lógicos entre sí, para simbolizar todo lo que requería, le era funcional y a su vez dejaba de confundirlo. Para el hombre, el ser y lo que representa es vital, al igual que su entorno con los otros. En el caso de los lingüistas, respaldan la teoría de la onomatopeya, principalmente a causa de que los filósofos consideraron, que el inicio residía en el sonido y su similitud, para lo que intentaba representar. Luego Leibniz, afirmo su teoría mono génesis. No se puede desconocer la teoría de las religiones, quienes fundan el lenguaje, en la manifestación de su ser supremo, que incluso se encuentra en textos como la biblia, donde su origen a todo, es desde la aparición del hombre. De acuerdo con la teoría de la evolución, es culminante reconocer, que desde el neandertal hasta el homo sapiens; ha querido, ha sentido la gran necesidad de comunicar. Por lo cual, necesita darle el significado a los sonidos que emite y a los símbolos que representa. Entonces, no podemos desconocer que siempre el ser, ha estado en la búsqueda, de conocer el origen de la comunicación. (pp. 19 – 21) --- El silencio confina una mayor complejidad Cuando Hesse, H., expresa en su obra Demián: “El amor no debe pedir -continuó-, ni exigir tampoco. Ha de tener la fuerza de llegar en sí mismo a la certeza. Y entonces atrae ya en lugar de ser atraído”. Para Aristóteles (Ed. 1994, pp. 228 - 229) No puede amarse a muchos; porque el amor significa amistad en grado superlativo, y esto no puede darse sino con respecto a uno, por lo cual una extremada amistad no se dispensa tampoco sino a unos cuantos… La amistad por tanto es más necesaria en la adversidad… el solo ver a los amigos es solo un placer, especialmente para el desdichado, y llega a ser un reparo en la aflicción, porque el amigo, si es hombre de tacto, es un puesto que conoce nuestro carácter y sabe de qué cosas recibimos agrado o desagrado. El silencio alcanza ser, una preocupación, para no atormentar al otro. La simpatía esta inesperadamente ligada al amor hacia el hombre. (Fromm, E., 1983, p. 234) Es por eso que cada relación, en la que forma parte el ser, se vuelve disímil. Especialmente, cuando hay una afinidad. El vínculo percata un sentido. El silencio que utiliza el ser, no deja de ser una aflicción para el otro; especialmente, cuando no reconoce el signo que lo enmarca. El silencio y las emociones en el otro, pueden ser sentenciados de este modo: Absurdo es el esfuerzo por dilucidar lo inexplicable, porque no hay signo capaz de adentrar y reflejar un pequeño resplandor de aquello que se tiene velado, como el más grande de los erarios. Expresarlo quizás la vía más accesible, pero en medio de esa inhabilidad cultural por los otros, solo queda el ineludible silencio y la agonía más ardua… Eso quiere decir, indistintamente, que el silencio tiene un propósito, para el ser a quien se lo dirige, lo cual no se puede olvidar, que todo tiene una correlación directa. Cuando hay vínculos visibles, el silencio puede llevar, a desencadenar una serie de contradicciones. Cómo tal los tiempos, las proximidades entre las par-tes cambian como respuesta, ya sea que pretendió eso, deliberadamente o no. El comprender se funda primariamente en el futuro; en cambio, la disposición afectiva se temporiza primariamente en el haber‐sido. El estado de ánimo se temporiza, y esto quiere decir que su éxtasis específico pertenece a un futuro y a un presente, pero de tal modo que el haber‐sido modifica los otros éxtasis co-originarios. (Heidegger, M., 1984, p. 330) Es así como las emociones, involucran sentimientos; a veces contrarios, conscientes o el paso de un recorrer entre las partes, en un tiempo determinado, que conduce al admitir, aprender a ser, consigo y los demás. Es por eso que el silencio, se vuelve una contradicción. Si el silencio es un escudo para protegerse. La palabra lo desactiva y lo pone en indefensión. La indefensión, puede mostrar vulnerabilidad. Es necesario que el ser, en su infinita sabiduría, comprenda que la certidumbre, no está en la interacción del ser consigo y los demás. Aunque hay una realidad tangible entre las partes, la comunicación, las emociones, los sentimientos, no son absolutos, por lo tanto, nada está escrito. En ese trayecto se involucra, como sentimiento la ternura (pp. 83 -85) |